Ella se cayó. Sebastián Beccacece ella se cayó. Mejor parado que nunca. De hecho, cayó. O se arrojó, simplemente. Dejó caer las piernas después de tanta tensión y cayó al suelo. Boca abajo, con una parte de su cuerpo en el interior de la cancha y otra en el exterior. Estaba besando la hierba. Grito fue despedido. Explotó. Con la nariz pegada a la hierba. Con toda la cara. El penalti de Fabricio Domínguez se había desplazado al ángulo superior izquierdo de Diego Alves, carreras Puso el listón en un triunfo histórico en Maracaná y el entrenador del Racing parecía locamente liberado, quizás el más intenso que ha vivido en su carrera como DT.
“Avellaneda está feliz, hoy tengo que acompañar a este maravilloso equipo, disfruto mucho este lugar privilegiado con este grupo de futbolistas de valor humano y un nivel de escalada extraordinario y conmovedor. Siente, ama lo que haces. Ellos están comprometidos. Nos enfrentamos al mejor equipo, de una jerarquía notable. Sabíamos que teníamos que hacer un juego muy inteligente. Competimos muy bien, estoy muy contento y agradecido por el grupo que me mueve cada día ”, semocionó al entrenador en una rueda de prensa. Y casualmente, sin mencionarlo, le tiró una flecha a Independiente, su ex equipo, al hablar de la alegría en la ciudad …
De nuevo, cuando la situación lo aplastaba, cuando se le agotaba el oxígeno, cuando era todo o se quedaba sin nada, era todo. Nuevamente, reapareció BKCC. Se levantó, se convirtió en el increíble Hulk. Y rugió con fuerza. Si de nuevo. A veces lo miraban con calma, muy ágiles, en esos primeros encuentros donde dejaba dudas. Y también supo levantarse, reiniciarse, hacerles creer en él tras aquella épica victoria ante Independiente, con el gol de Marcelo Díaz en el momento en que la Academia tenía nueve hombres en el campo.
Anoche no terminó con una Academia menos. Tampoco pudo ganar durante los años 90. Pero apareció la garra, el espíritu de lucha, el personaje a resistir cuando había que aguantar con el Flamenco en Marcarán. Que por más vacío que estuviera, volvía a ser Maracaná.
Desde sus declaraciones en los últimos días, este partido no parecía marcar o no su continuación, aunque este golpe para el último campeón de la Libertadores le da una gran limpieza y empujón al DT y reabre los méritos de la afición. El equipo sufrió, sí. Necesitaba a Arias, quien respondió como un fenómeno. Pero apareció la personalidad, el sentimiento de lucha, la frialdad y la fiebre al mismo tiempo en la determinación de las sentencias. Becca salió del Maracaná con la espalda ancha.