Hace unos pocos años, La historia de maria Marie Vázquez emocionó a todos. Felizmente, como pareja y madre de un hijo de 3 años, un día le dijeron que tenía cáncer y que no había mucha medicina que hacer. Pero en lugar de ser bloqueado por el destino, tomó dos decisiones que cambiarían lo que quedaba de su vida: mostrar el proceso de su muerte a través de las redes sociales y escribir un cuaderno para que Tomy, su hijo, para saber quién es su madre Su cuenta de Twitter se convirtió en tendencia gracias al humor ácido y al sarcasmo con el que mostraba su agonía. Luego de su muerte, ocurrida el 21 de abril de 2015, ese cuaderno escrito para ser privado fue publicado por la editorial Planeta y se convirtió en un bestseller. Ahora su historia llega a la pantalla con el título de Cuaderno de Tom. Escrita y dirigida nada menos que por Carlos Sorín y con Valeria Bertuccelli y Esteban Lamothe en los papeles de María y su esposo Sebastián, la película se podrá ver a partir de hoy martes a las Netflix.
“Este fue un proyecto que me propuso la productora Pampa Films, con la que había realizado mi trabajo anterior, Joel (2018) ”, dice el director, recordando el origen del caso. “Me dieron el libro y el enlace a una charla de Ted que había dado Sebastián, y entre las dos cosas me convencieron para hacer la película. “Pensé que era un desafío con grandes riesgos y eso me empujó a aceptarlo”, dice Sorín.
-Entre los peligros estaba la dificultad de evitar el golpe bajo.
-Este fue el más grande de todos, porque el tema tiene una alta tensión emocional y la línea divisoria es muy limitada. Estaba consciente de esto todo el tiempo y la luz amarilla estaba encendida todo el tiempo. Incluso la puesta en escena no fue fácil, porque es una película que se desarrolla al 80% en una habitación y el protagonista no se mueve de la cama.
-¿Fue la inclusión gráfica de dispositivos electrónicos y redes sociales una herramienta útil para abordar estas limitaciones?
-Sí, pero por otro lado, lo esencial para María pasa por su vida en las redes, por lo que era imposible contar su historia sin esos espacios. Necesitábamos salir y creo que no solo le da ritmo a la película, sino que también refleja su humor cáustico y amargo, y es uno de los elementos que la hace tan atractiva como personaje.
-En la película, las redes sociales asumen un papel de fantasma porque mientras María va camino de su fin físico, alimenta a un avatar virtual que la sobrevivirá. ¿Las redes representan de alguna manera una forma de vida después de la muerte?
-Batësisht. Ella no sería lo que era y no hubiéramos hecho una película sobre su vida si no hubiera escrito en las redes sociales. El fenómeno que la rodea se volvió viral por su acción en las redes. Ese es el origen de todo. Lo que nos permite entender al personaje y lo que justifica la película es esa vida paralela que vivió María en redes.
-Nada se puede entender María sin ese cuaderno que le escribe a su hijo, que también se puede pensar como un trabajo de ajuste de memoria y que además tiene una vida más allá de la vida.
-En la película dice “Quiero que me recuerden de vez en cuando”. Esta es la esencia del cuaderno: que el amor por su hijo permanece más allá de la muerte. Porque el olvido es una segunda muerte. Esto es lo que plantea Coco, la película Pixar, que trata de lo mismo que Cuaderno de Tom. Cuando se olvidan, mueres por segunda vez.
-Después de ver la película queda claro que Bertuccelli era la actriz ideal para interpretar a María. ¿Cómo fue trabajar con él?
-La cosa Valeria es una obra de autor. Como director, ayudé a ejecutar algunas cosas, pero esa cantidad de matices y pequeños gestos están ahí porque es demasiado genial para trabajar. Lo mismo pasa con Esteban. Por eso digo que también son autores en ese campo privado en el que se mueven los actores. Todo el actor estaba muy impactado por el tema de la película y esto le dio al proyecto un nivel de compromiso que no es infrecuente. Además, la mayor parte del rodaje se realizó en un hospital y esto ayudó mucho a completar el cierre del clima.
-La película logra cierta soltura humorística, pero sin perder su ancla en el drama. ¿Fue difícil enfrentar esa dualidad?
-Todo lo que escribió María y que me consiguió el texto del guión me ayudó. En ese sentido, se consideraba casi una co-escritora. María era inquietante, descarada y espontánea, pero también muy profunda.
-Ya has trabajado con niños actores en tu película anterior, Joel. ¿Cuáles eran las diferencias entre ese trabajo y este?
-La mayor diferencia fue la edad, porque el personaje de Tomy tiene 4 años y Joel 9. Además, Joel venía de una zona suburbana de Tierra del Fuego y había hecho una vida en la calle que hacía que esos nueve años parecieran muchos. más . En este caso, era un chico más joven y tuve que aprovechar esa espontaneidad y frescura porque sabía que cuanto más cariñoso era Tomi, más profundamente penetraría la película.
-¿Ya tienes nuevos proyectos para un futuro próximo?
-Sí, pero en consonancia con las películas más pequeñas que he hecho. Pienso en cómo producir cine en una pospandémica, porque la maquinaria tiene que seguir funcionando. Pero más que protocolos hay que pensar en tecnología, en adaptar el modelo de producción a una situación como la que estamos viviendo. Estoy desarrollando proyectos para una realidad donde el aislamiento y la distancia aún son muy visibles.
-Si al cine independiente le faltaron problemas, ahora tenemos que pensar también en estas variables.
-Si es correcto (Riendo). Entre otras cosas, me encantaría rodar con un iPhone 12, algo que se puede hacer a la perfección si se piensa en las formas de crear a partir del guión. Es un dispositivo que te permite entrar al suelo que no puedes usar con un equipo profesional.
-¿Estás interesado en rodar en estas condiciones o simplemente crees que está obligado por las circunstancias?
-No, es algo que me importa. La evolución tecnológica en el campo de la producción dio pasos imposibles. Ahora hay cámaras de $ 600 con las que puedes disparar con calidad absoluta. Hay que pensar que si las películas van a estar en plataformas en lugar de cines, las condiciones son diferentes. No es lo mismo hacer una película que se proyectará en una pantalla gigante que otra que se verá en televisión, por grande que sea.
-¿Pero ya has renunciado a que el nuevo espacio de cine sea el de las pantallas de inicio?
Un ritmo. Todavía estoy esperando lo que está por venir. Pero como me interesa más la tecnología que el cine (me refiero a la tecnología cinematográfica), siempre estoy muy pendiente del progreso que se hace en esa área cada mes. E incluso te lo diría semana a semana.